Mi nombre es Jorge Cevallos

Soy padre, abuelito de seis nietos y mi última hija, mi princesita que siempre me acompaña mientras hago mis arbolitos.

Durante la pandemia del COVID, sentí una angustia que nunca antes había experimentado. Parecía que la muerte rondaba cerca y tuve que enfrentar la triste noticia de la pérdida de mi prima, mi primo y un tío, sin poder despedirme de ellos.

Fue un tiempo difícil, pero Dios me dio fuerzas para seguir adelante. No quise quedarme quieto con la tristeza y busqué algo que mantuviera mi mente ocupada. Me senté frente a mi escritorio y dejé que mis manos, con cariño y creatividad, hicieran su obra.

Primero volví a la poesía, luego a las flores de mazapán. Pero algo dentro de mí quería crear más, dar vida a los recuerdos de mi infancia, a aquellos árboles que siempre me llenaron de alegría. Con alambres, colores e imaginación, comencé a darles forma, hasta que poco a poco surgieron los arbolitos que hoy comparto con ustedes.

Cada uno de ellos está hecho con dedicación, con la esperanza de que también traigan alegría y paz a quienes los tengan. No hay cosa más grata en la vida que ser útil a los demás, y es así como encontré en estas manualidades una manera de superar el miedo y la tristeza, transformándolos en algo hermoso.

Hoy pongo en sus manos mis arbolitos, hechos con el mismo amor con el que la vida me ha enseñado a seguir adelante. Que cada uno de ellos lleve un pedacito de mi historia y que, al verlos, recuerden que siempre hay belleza y esperanza, incluso en los momentos más oscuros.

Con cariño,

Jorge Cevallos.