En la pandemia del COVID sentí angustia, nunca me había sentido así. Parecía que la muerte se acercaba. Tuve que enfrentar noticias del fallecimiento de mi prima, también de mi primo y de un tío de quienes no pude asistir a su velorio.
Dios me dio fuerzas para superar aquella angustia y quería emplear mi tiempo en algo útil, y pensé en no dejar quietas mis manos. Con cariño me puse en frente de mi escritorio y manos a la obra. Pensé en la poesía, me puse a realizar con las manos las flores de mazapán. Imaginándome en la naturaleza quise dar forma a objetos y con alambres, colores e imaginación. Surgieron las formas de mis arbolitos que alegraban mi infancia, es así como pude entretenerme y no pensar en cosas fatales.
Con la ayuda de Dios pude ir superando el temor y la angustia. No hay cosa más grata para las personas que ser útil a sus semejantes, y es así como logré realizar estas manualidades que pongo a consideración de ustedes.